segunda-feira, 8 de março de 2010

sobre sabiduría ancestral y cosas mas mundanas

 Rojo de tierra era el camino, años atrás, donde vi por primera vez los mojones de la percepción. Hombres, mujeres y hasta algún duende tiraban, siempre con una sonrisa, un hilo de luz de donde yo podía aferrarme y no mirar para abajo. Dulces días. los del idilio, los primeros, los únicos que vale la pena recordar. Después el sopor de la rutina, las cosas que toman su curso y ese intervalo olvidable entre la abulia y el rencor.
 Otra vez aquí... es increíble la pasmosidad con la que me decido a vivir lo que ya estaba decidido de antemano. Hombre cumpliendo su designio. Hombre construyendo cualquier cosa a partir de la nada; inventando...
 Queda espacio para una frase grandilocuente y pretensiosa: El hombre, homo-ludens del siglo 21, no tiene mas alternativa que reinventar las reglas de este juego si lo que pretende es jugar.
 No hay vuelta atrás; la puerta ha sido abierta y solo es posible avanzar hacia adelante.

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